Los tarots pueden tener muchas semejanzas entre sí, pero ello no quiere decir que todos sean igual de efectivos a la hora de predecir el futuro. Por ejemplo, el tarot de Marsella es uno de los más antiguos, y eficaces, que existen.

 

La historia del tarot de Marsella

Según el estudioso Michael Dumment, el tarot de Marsella fue inventado en el norte de Italia en el siglo XV. Posteriormente sería introducido en el sur de Francia tras la conquista de Milán por las tropas francesas en 1499.

Se caracteriza por la representación de personajes enteros y no despoblados, con la numeración en la parte superior en números romanos. Además, el nombre de la carta viene en francés, pero en la parte inferior está en español.

La versión más moderna de este tarot fue lanzada en 2003, por la editorial Palmyra y LEMAT Comunicación. Todo ello fue posible gracias al trabajo de Daniel Rodés y Encarna Sánchez que han estudiado por 25 años los diferentes símbolos presentes en este tarot.

 

Existen cuatro sistemas de interpretación:

La ley de repetición

Se basa en que cada símbolo aparece repetido en otro lugar, siempre con alguna diferencia que permite una lectura para encontrar sentido a la pregunta que el consultante ha realizado. Todo ello gracias a que se produce un pequeño cambio en el símbolo siguiente.

 

La ley de las miradas

Las miradas de las figuras del tarot están realizadas siguiendo un plan intencional; las que miran a la izquierda observan al pasado, las que lo hacen a la derecha el futuro y las que miran al frente el presente.

Este sistema consiste en colocar una carta cuando una de ellas está mirando al vacío, lo que ayuda a interpretar el mensaje que quiere transmitir.

 

La numerología

Estrechamente relacionada con la ley de repetición, la posición de los números tiene un sentido de evolución. En otras palabras, cuando se repite un símbolo, veremos que el orden numérico de las cartas indica su avance.

Observando la posición de los números, la lectura nos permite saber si el tema planteado se encuentra en evolución o retroceso. Todo ello depende si los números avanzan o retroceden con cada nueva carta.

La ley del 3+1

Este sistema se centra en que, de los cuatro elementos, tres son parecidos y el cuarto es distinto. Por ejemplo, en que tres de las cartas estén numeradas y la cuarta no.